Robi un robot para la interacción social con niños con autismo

Abstract

Por segundo año consecutivo se continuó con el trabajo de la investigación titulada Robi un robot para la interacción social con niños con autismo.

Los niños con autismo conocidos como Trastorno del Espectro Autista (TEA), se caracterizan por cambios en la comunicación social y patrones repetitivos de comportamientos reflejados por las dificultades para responder a los estímulos sociales, imitar comportamientos, reconocer y entender los estados mentales en sí mismos y en los demás (Zwaigenbaum L., 2005). Estos cambios influyen claramente en la adaptación del niño con TEA a sus contextos naturales con implicaciones para su desarrollo cognitivo, lingüístico y emocional (Costa S., 2014). La complejidad del TEA y sus posibles manifestaciones está provocando que, durante las últimas décadas, se esté desarrollando un método de intervención muy prometedor, las cuales son las terapias asistidas con los robots (Pinel V., 2018).

Actualmente se desarrollan robots sociables con la característica de comunicación tanto verbales y no verbales (emociones, posturas, gestos), con diseños variados (Pinel V., 2018). Ejemplo de ellos es de la empresa Luxai con su robot QTROBOT, de forma humanoide, que según su última investigación “los análisis estadísticos lograron revelar que los niños con autismo dirigían más su atención hacia el robot que hacia la persona” (Pinto Acosta A., 2019).

Un aspecto que aún no está documentado en otras investigaciones es el aporte de la robótica social para que los niños con autismo en términos generales, y en especial aquellos con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años, desarrollen habilidades que en corto o mediano plazo que no se logran bajo terapias convencionales, tales como mostrar sentimientos, ser más empáticos y socializar, partiendo de los lazos de comunicación y socialización, además de la amistad que se refuerzan durante las terapias (Innted, 2019).